
05 Oct Un paso atrás en la salud
Últimamente observo un problema que podría ser una tontería para muchas personas, pero que para mí está teniendo cada vez más importancia.
Básicamente, se está mal educando o enseñado erróneamente a las personas.
Se les mal diagnostica, con nombres poco exactos para su dolencia. Valga como por ejemplo, el médico que dice: «tienes una tendinitis en le manguito de los rotadores».
Y como aproximación está bien, pero el manguito de los rotadores está compuesto por cuatro músculos, cuatro. ¿Cuál de ellos tiene la tendinitis?
¿Resultado? El paciente se va de la consulta sin saber exactamente lo que tiene.
Es persona, después de la consulta médica irá a otro profesional que será el que le ayude a eliminar ese dolor, porque ya os digo yo, que el médico no hará nada más que mandar anti-inflamatorios (pan para hoy, hambre para mañana).
La salud está dando un paso atrás por aquellas personas que no miran más allá de su ombligo, que no quieren actualizarse, ni tomarse la molestia de educar a los pacientes.
Hay tantos bulos, mitos y falsedades promovidas, que supone después una pérdida de tiempo tener que estar convenciendo a una persona de lo que tiene que hacer para no tener dolor.
Así, es típico que el paciente llegue diciendo que la única causa de su dolor es uno de estos motivos:
- Sobrepeso.
- Edad.
- Colchón viejo.
- Mala higiene postural en el trabajo.
- Mal movimiento en un momento dado.
- Me di un golpe.
- Falta musculatura.
- «Tengo que fortalecer».
Cada uno de estos motivos no es lo suficientemente pesado por sí solo como para generar un dolor o asentarlo de forma crónica.
La falta de actualización y la comodidad de algunos ha creado excusas con las que desechar a los pacientes, y estos se encuentran dando vueltas de un lado a otro sin hacer lo que deberían para eliminar su dolor.
De esta reflexión se pueden obtener los siguientes errores más comunes de los profesionales:
- Falta de actualización.
- Diagnósticos de formulario.
- Si un caso le sobrepasa, no se deriva y se informa mal al paciente.
- No se educa al paciente por ahorrar tiempo o por pereza.
- No se apoyan unos profesionales con otros.
Y no solo echo la culpa a los profesionales; también a los pacientes, que en su mayoría siempre buscan la mayor comodidad y la mínima excusa para no realizar un tratamiento en condiciones, porque ello supondría modificar su alimentación y establecer unos hábitos de ejercicio. Otras veces los pacientes, con dolor o cualquier otro objetivo vienen con las pautas debajo del brazo, exponiéndote lo que debes de hacer.
Esto genera un conflicto, por lo menos para mí. Con mi forma de trabajar, yo realizo las valoraciones, busco el origen y establezco el tratamiento. Determino lo que la persona necesita y lo que no. Obviamente, los pacientes también entran en un conflicto, porque no saben qué hacer.
Hay veces que el médico desactualizado, expone un tratamiento y difiere a lo que yo considero que debe de hacer. En realidad es muy sencillo, sigue el tratamiento del médico y, si no funciona, aplicas mi propuesta, la cual, por experiencia, produce más o menos mejoras, pero casi siempre el pronóstico es mejor que el tratamiento convencional. Si mi tratamiento no funciona (siguiendo el paciente mis pautas a rajatabla), vuelvo a valorar y a estudiar el caso, pero no te doy una excusa para mandarte a casa.
Cabe destacar los errores de los pacientes, que son:
- Demandar un tratamiento o un técnica concreta. El profesional es el que tiene que valorar, proponer y ser resolutivo.
- No ser críticos con los profesionales. No todos tienen la verdad sobre un caso concreto. Escucha y actúa según la confianza que te proporcionen.
- No tener paciencia con los tratamientos.
- No seguir los tratamientos como se indica.
Estos errores de los pacientes, independientemente de la forma de ser de cada persona, están promocionados por esa falta de información, que lo único que consigue es sabotear su recuperación y progreso.