Hoy hablamos de salud como concepto; concretamente de salud merecida. ¿En qué punto crees que se encuentra tu cuerpo? Conócete y hablemos. Diego Privado, tu estudio de entrenamiento personal en Toledo.

La salud no es para todos

‘La salud no es para todos’… Es posible que el título de este artículo te produzca rechazo, y cierto es que tiene su lógica, pero… Si te paras a pensarlo, ¿crees que tengo razón? Ojalá no la tenga, de verdad te lo digo.

Piensas: «Todo el mundo debería tener acceso a una buena salud, tener vitalidad, etcéctera…» Y así debería ser, pero en la práctica el sistema cojea de un modo u otro.

Por lo que, aunque duele, lo repetiré:

La salud no es para todos

Si piensas eso, que todo el mundo debería tener acceso a una buena salud, por supuesto que tienes razón; yo pienso igual.

Por supuesto, hay que saber diferenciar entre el acceso a la salud y la consecución de la salud. En cuanto lo segundo, que es lo que realmente nos ocupará en las siguientes líneas, conseguir la salud es algo que depende esencialmente de nosotros mismos y es una responsabilidad que no puede recaer en terceros, salvo casos extremos, por supuesto.

Muchas personas no tienen una salud adecuada debido a sus hábitos, y ello no es porque no tengan acceso al Sistema Sanitario, no. ¿Es entonces porque no tienen dinero para costearse algunos alimentos o servicios? Depende; ¿es porque no tienen tiempo para cuidarse? Algunos.

Después de todos estos años de profesión, me cuesta recordar la cantidad exacta de personas que he conocido y que, teniendo a su disposición los recursos para tener una vida saludable, tienen una salud deplorable.

Y no hablo de ancianos, o de un segmento desfavorecido de la sociedad

Estoy hablando de personas en cuyo documento de identidad muestran 30 años de edad, pero que viéndolos es como si tuvieran 60 años. Decir que es por causas genéticas quizá sea demasiado optimista y, por supuesto, carente de toda autocrítica por su parte. No, en este caso estamos hablando de que nuestra salud la construimos con nuestros actos diarios.

Hay quien está contento estando así, eso no lo discuto. Pero cuando una persona empieza a perder la salud, el movimiento, la independencia, experiencias que ya no podrá vivir y el dolor es una constante… Aquí hablamos de palabras mayores.

Por lo general una persona puede tener diabetes o hipertensión, patologías silenciosas que no trastocan mucho el día a día (y estoy siendo muy, muy, optimista) y no se va a quejar. Seguirá con su estilo de vida porque tiene una pastilla que compensará y “controlará” (no de forma sempiterna) esos parámetros alterados.

Ahora, si a estas patologías, o a causa de ellas, empiezan a aparecer dolores que impiden mantener el ritmo diario, todo cambia. Entonces, se activa el botón de alerta y la persona acude a urgencias en busca de un medicamento para el dolor, que puede que funcione o no.

Pan para hoy y hambre para mañana

Pues eso, en caso de que el origen del dolor no sea una cuestión de mayor peso. De lo contrario, se acudiría al fisioterapeuta, y este profesional hará lo que humanamente pueda con el cuerpo que tú le ofreces.

No obstante es probable que pienses que el trabajo del fisioterapeuta es quitarte el dolor (y que, por ende, por tu parte no hay ningún tipo de responsabilidad): gran error.

Si tú no haces nada, el dolor volverá al tiempo, cada vez más rebelde, junto a otras alteraciones que se irán sumando poco a poco.

Llegará un momento en que no se pueda tratar el dolor, ya sea por la cantidad de grasa acumulada, por la imposibilidad de realizar determinadas técnicas o movimientos, o porque el ritmo al que se crea la lesión es mucho más alto que el trabajo que se realiza para eliminarla.

En este punto hemos llegado a un tratamiento paliativo, basado en medicamentos para tapar unos síntomas, controlar otros, y, obviamente, crear algunos nuevos como efecto secundario de toda esa medicación.

Ten en cuenta que esta situación ha sido creada debido a la falta de movimiento y la mala alimentación y que, de llevar unas pautas correctas, se podría revertir en gran medida.

Aunque… Tenemos un problema con esta gran y ventajosa opción, y es que esto requiere esfuerzo, un esfuerzo que muchas personas no están dispuestas a realizar: lo cual es el motivo principal por el que, siendo realista, nunca tendrán una buena salud.

Ahora, sé sincero contigo; ¿la salud es para ti?

Por ti lo espero; di que sí.

 



Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad
×